Cádiz, una ciudad que muchas veces se ha visto envuelta en absurdas guerras de rivalidades que poco o nada de bien le han hecho, ya no solo con su vecina Sevilla, también con su propia provincia. Una guerra potenciada a veces por rivalidades futbolísticas, políticas e incluso artísticas donde en este último apartado se ha visto envuelto el Carnaval de Cádiz.
Para ser justos hay que decir que en muchas ocasiones se ha podido ver la enorme afición que Cádiz ha demostrado por las agrupaciones de la provincia, especialmente por Bárbate, San Fernando y el Puerto, pero también es de justicia resaltar épocas un tanto convulsas entre Cádiz y su provincia, una guerra a la que muchos autores y medios de comunicación locales han incendiado.
Tras aquella unificación que se produjese en 1982 por parte de las categorías locales y provinciales, la polémica entre las agrupaciones de Cádiz y las de su provincia comenzaban a producirse cada vez más, la ausencia de las comparsas del Puerto al año siguiente de dicha unificación, aquel pasodoble de “Robots” recriminando dicha actitud, etc., sumado al inmerecido trato que venían recibiendo las comparsas portuenses a base de cajonazos como el de “Israel” en 1984, dejaban un tenso y raro ambiente de crispación por ambos lados.
Entre toda esta ola de mal rollo entre Cádiz y su provincia irrumpe en 1986 el cuarteto de Rota con “Pero, ¿Por quién puñetas doblan las campanas?”, un cuarteto que revoluciona por completo la modalidad y que pega un autentico pelotazo consiguiendo el que a mi punto de vista fue un inmerecido segundo premio, y digo inmerecido porque a mi juicio fue mejor cuarteto que “El loco de la Mancha y una mancha de locos” de Juan Rivero.
Al año siguiente arrasan con “El cuarteto siempre llama dos veces”, un cuarteto que ya entra dentro de la historia como uno de los grandes cuartetos de la historia del concurso. Con un segundo y un primer premio respectivamente, Rota y su cuarteto estaban haciendo historia en un concurso que aun venía arrastrando los rescoldos de unos años donde Cádiz y su provincia aun levantaban absurdas disputas y esto fue lo que precisamente le ocurriría al cuarteto al año siguiente con “Me borras de África”.
Aquel cuarteto que desde el inicio tuvo la difícil tarea de tener que estar por encima de aquel pelotazo de 1987, se encontró con un terreno cenagoso lleno de puristas y chauvinistas de lo gaditano que no querían un tercer año consecutivo a Rota en una final ni por asomo, a esto se le sumaba la manipulación mediática que se podía ver en los medios, donde no solo se le daba muchos más minutos y protagonismo televisivo a las agrupaciones locales que a las provinciales, mucho periodista no se cortaba un pelo con algún que otro chistecito o valoración un tanto desafortunada acerca del nivel de las agrupaciones provinciales, ni la chirigota de Juan Rivero que resistió algunos años más en el aquel concurso se libraba de la jocosa e hiriente critica de los medios locales. Una de estas desafortunadas criticas fue minando en la opinión pública gaditana y frases como “Eso no es cuarteto, eso es Martes y Trece” fueron cada vez más calando en la gente hasta producir el rechazo por parte de la afición a un cuarteto que por tercer año debió estar en aquella final, una final que curiosamente no estuvo representada por ninguna agrupación de la provincia.
En una entrevista escuche a Emilio Gutiérrez “Libi” hablar con cierto recelo y algo de desilusión acerca del primer premio de “El Velatorio”, en dicha entrevista el propio “Libi” afirma que aquel año el cuarteto de Rota sufrió una autentica persecución y que literalmente se lo quitaron de en medio, el camino quedaría totalmente llano y despejado para que “El Velatorio” ganase.
Realmente sorprendió que tras dos años de auténticos pelotazos con dos cuartetos y en una época donde la modalidad a salvo de excepciones como las que traía Rota estaba bastante exenta de calidad, este cuarteto que estaba lleno de ingenio, no estuviese en aquella final, las cositas del carnaval…