El futuro esta en la luna

Nos disponíamos a cerrar el blog hasta Septiembre con motivo de las vacaciones de verano, pero justamente esta mañana a llegado a mis oídos la ultima comparsa de Sergio Guillén Bancalero “Tomate” y Antonio Pérez “Piru”, “Los okupas de la luna”, una continuación de ese estilo tan peculiar y especial que se consagraría con su primera comparsa en adultos “Los niños sin nombre”. Por eso hemos decidido que es de justicia dejar la despedida para el próximo lunes y hablar ahora de dicha comparsa.

La comparsa ya venía desde la cantera dándonos muestras de que en un futuro no muy lejano iba a dar mucho que hablar, un grupo joven que suena a gloria y que siempre va acompañado de letras valientes y sociales, siempre adornadas de una excelente música.

Se presentaba en el teatro de títeres “La Tía Norica” de Cádiz su última comparsa, una idea bastante llamativa y curiosa en la que representan a un grupo de astronautas que okupan la luna. Su presentación mantiene ese estilo al que ya nos tienen acostumbrado donde a falta de estridencias y potencia vocal, luce una excelente y compacta melodía vocal acompañada de una música suave que entra desde el primer momento.

 Sus pasodobles, la parte más llamativa y de más calidad en su repertorio nos deja por un lado letras de todo tipo, la primera la típica letra de presentación estándar, el resto se divide en letras más melosas y  emotivas como la que nos habla de la ausencia de contacto físico con nuestros seres queridos que nos ha dejado esta pandemia o lo efímero del tiempo y el no aprovecharlo con aquellos que más amamos y esas que siempre nos deja esta comparsa donde nos demuestran que el carnaval es para decir cosas como las que dice en su letra a aquellos que brindaban por la libertad en Madrid, a aquellos que manipulan la verdad, “En un mundo de mentiras la verdad aburre a cualquiera”, genial,  o el ultimo pasodoble dedicado a Pablo Iglesias, una dura crítica al ex de Podemos. A las letras le acompañan una música de dulce y una interpretación brillante de todo el conjunto.

Llama la atención su forma escogida para los cuplés, pequeñas cupletinas cortas que se van enchampelando hasta llegar a un estribillo resultón. Una fórmula que  ya llevaría a concurso José Antonio Vera Luque con “Los Cadizfornia”. No sé si en un futuro este modo de hacer cuplés será llevado por más agrupaciones.

Su popurrí también nos deja aspectos más que destacables, cortito pero muy completo en el que destaca por encima de todo su segunda cuarteta, una excelente metáfora de lo que ocurre en nuestra sociedad.

Una comparsa bastante equilibrada en la que destaca la armonía vocal del conjunto, el contenido social de sus letras y la exquisita música de su pasodoble.

Ya lo comente en su día  que el futuro de la modalidad pasa por esta comparsa, aquel día que  llegaron a adultos para quedarse con aquellos “Los niños sin nombre” y hoy dos años después vuelvo a reafirmarme.

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